No
se puede saber ser maestro antes de ser maestro, se puede tener una
predisposición a ser maestro, vocación lo llaman algunos. La
vocación puede llevarnos a ser maestros, pero la clave para saber
serlo es la formación permanente. Está claro que la formación
inicial de un maestro no debería reducirse a adquirir conocimientos
pedagógicos y aprenderlos memorísticamente, sino que debería entre
otras cosas optar mucho más por la práctica aunque sin olvidar que
éstos contenidos son necesarios, es por esto que considero tan
importante que el maestro esté formándose continuamente tanto en
contextos formales como no formales, de esta manera podrá responder
a las necesidades de los alumnos que siempre van cambiado. Esta seria
una responsabilidad muy grande y un compromiso social que el profesor
debe comprometerse a cumplir.
Es
necesario que los docentes actuales sean capaces de ayudar a
aprender, a construir el conocimiento. Como dice Ángel Pérez, “los
docentes deben hacer de guía del aprendizaje de cada alumno, para
que pueda construir de forma crítica, disciplinada y creativa su
propio proyecto personal, académico y profesional”. Debemos darle
liberad al alumno y ayudarlo en lo que necesiten para que de ésta
forma cada alumno elija libremente pero de forma consecuente su
propio proyecto de vida.
Sé
que la profesión de docente es una de las menos reconocida y
valorada por la sociedad, y sin embargo, considero que es una de las
más importantes ya que forma y educa a los que serán en un futuro
próximo los pilares fundamentales de la sociedad, los niños. Es
necesario que igual que el docente tiene un compromiso tan alto con
la sociedad, ésta también se comprometa con la comunidad educativa.
Una de las causas de la desmotivación de algunos maestros es la falta de autoridad, para cambiarlo es necesario que se implique la sociedad.
Cuando
escucho comentarios como “los maestros son los que más vacaciones
tienen” o “ ¡qué bien viven los maestros!” me pregunto si
alguna vez estas personas se han planteado la responsabilidad y el
compromiso social tan grande que tienen.
Por
todo esto pienso que a ser maestro no se aprende en la facultad ni
siquiera en los meses de práctica que tenemos implícitos en la
carrera, a ser maestro se aprende en la práctica, día a día en la
clase, enfrentándose a los problemas cotidianos que le surgen a los
maestros con todos y cada uno de sus alumnos.
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